De lo que le ocurrió a Ahmed
Y fue así que Ahmed Al Trulás quedó enajenado bajo el cielo de damasco,
que a sus ojos se hacía un gran jarrón de vino
donde los santos habían volcado sus palabras
Se instaló en un hotel de tres pesos por día
Su pieza estaba en la terraza y por al lado pasaba la autopista de damasco
El sur lo tenía desvelado, hacia ahí tenía que ir para reencontrarse con
Hermeno (su hermano gemelo). Fumando hachís en el balcón un vestido violeta le resultó impactante
Estaba mojado y adherido a la piel de una mujer que parecía una cobra de Afrodita
En ese mismo momento Ahmed se olvidó de su hermano
Y empezó a ver en el cielo hongos con caras de dioses sangrantes
Todos le hablaban al mismo tiempo como si fueran piedras
La respuesta de Ahmed fue dorada
La cobra avanzó hacia él con su rostro más bello,
sabía que tenía que conquistar ese oro, y consumir a Ahmed.
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