De la música
Postulamos esta parte del programa de operaciones
como un canto órfico
Sabemos bien quién es Orfeo
Conocemos los pormenores de su historia
Se nos apareció en una visión nocturna
Y nos cantó esta bella canción:
La música debe aplicarse
en toda forma viviente
Y así como el sol naciente
derrama su lividez
es preciso que a esta vez
la recordemos por siempre
Vayan los cantos al pueblo,
a los campos y a la amada
Se repitan en los grifos
y en las calles subterráneas
Porque la música apaña
a quien se esconde del ruido
Harmonía sí señores
Las musas están calientes
Y el fernet y el aguardiente
son buenos pa la ocasión
en que amarlas es canción
que va derecho a las mentes
Yo vengo del mismo infierno
de rescatar a la Eurídice
que era como un bombón
aunque el diablo me advirtió
que no la viera hasta el alba
Pero ansí nomás no pude
Al darme vuelta alvertí
una bruma y una llama
más linda que nunca estaba
y mi música se perdía
en toda una alegoría
de entruenos y tempestades
Ahora recorro las calles,
las que fueron mis ciudades
una mirada sin alba
que se hizo yesca ese día
Hoy mis penas son amargas
y mi consuelo es la lira
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