viernes, 28 de enero de 2011
miércoles, 26 de enero de 2011
Cuatro textos acerca del nombre
I
“Ayer, mientras viajaba, vi por la ventanilla del colectivo a una mujer parada en la puerta de su casa, con una escoba en la mano…”
Una imagen clásica. De donde provienen las preguntas clásicas.
¿Cómo se llamaba esa mujer?
¿Quién le puso el nombre?
¿Había una razón para llamarla así?
¿Su nombre y su ser se relacionan?
¿El nombre es un signo?
¿Se acaba el mundo en el nombre?
¿El segundo nombre,
es contranombre del primero?
¿Amplía la noción del primero?
Es decir, ¿es opuesto o el mismo?
¿Puede uno vestir a un nombre?
El nombre es ¿fiel o infiel?
Cuando morimos, adónde va a parar tu nombre?
¿A una betunera abstracta?1
Nota
1 O betunero abstracto. En el texto, el femenino propone un ritmo amplio y elástico, con sus vocales abiertas. En el masculino, el efecto es oposición entre vocal cerrada y abierta, que propone un sonido corto.
II
Un nombre se pone por su relación con el tiempo y con la tierra.
En esa coordenada única nace un ser cuyo nombre puede ser el de una Casa,
producto de una moda, o fruto de una intuición vocera del Metafísico.
Así, tenemos nombres como María, Juan, Pedro, José…
cuyo transcurrir en el tiempo se va cristalizando.
Algo similar pasa con la reencarnación.
Entendemos como moda lo que en genética social se denomina trama.
La entendemos también como elemento atávico, cuyo valor de símbolo nombra, sea por tradición o por alienación.
Ayelén es la alegría por designio.
Franklin, fruto de un fanático de Benjamín.
Fuerzas naturales se reconocen
en una forma cuyo nombre las recuerda.
Queda abierta la discusión sobre si tradición y alienación representan una misma cosa.
Tipeése, publíquese, amplíase y difúndase.
III
El ser y su nombre son simultáneos pero no idénticos. Pero
están tan imbricados el uno con el otro que parecen
inseparables. Sólo lo que es y no tiene nombre no pasa por
esta dicotomía. Que no es lo mismo que "lo inombrable".
Y así.
IV
El nombre: un sonido que es la persona misma, como el cuerpo, no se puede estar en el mundo sin ellos. la moda, la tradicion, la herencia, un capricho, una ocurrencia, una promesa, siempre es un misterio la aparicion de un nombre para el hijo/a y una vez que está no cabe duda, ese nombre es ese ser humano. una evidencia del valor de la palabra que dicen los poetas.
viernes, 14 de enero de 2011
Gotas
Atardecer de tripulantes que envían sus máquinas aplastando las sombras de siluetas ubicadas en el asfalto, hacia una catarsis a la que llaman descanso.
Desdichas rabietas sorpresas una que otra burla lamentos siempre por algo que se rompe.
Todo esto meditado al leer un buen libro al compas del daiquiri y la yerba buena o al comer una picada casera con tinto patero mientras se insulta al periodista del noticiero o tomando unos mates lagrimeando al son de una triste melodía etc. etc. etc.
En potencia, luz. Pero solo son hombres deformes. Con dictámenes para hacer crecer la carne y la piel y nada mas. Con féminas rapaces capaces de roer la faz de la tierra entera. Para así quedar como luna representando el pasado, con imágenes que rallentan el andar del caminante. La modorra del pulso.
Una vez que aparece el interlocutor de cualquier rama y especie, comienza un diálogo que transmite en vivo las pulsaciones del corazón por medios físicos químicos mentales astrales para establecer formas y grados evolutivos.
Ambos entes se entrelazan asfixian acarician impactan caen se elevan vuelven a elevarse se tocan conversan cierran los ojos se oyen meditan o eligen el silencio para retroalimentarse.
En los océanos atravesando mares y enraizando nuevos cursos otros mundos reincidiendo en llegar a la evolución por medios mas lúcidos.
Desconcertados pesados sordos teomaníacos dulces ácidos amargos así somos los mortales en esta vida para volver al camino cuando todo este conglomerado de cosas se caiga.
Televisores al mismo tiempo desplegando puntos formando legiones de monstruos detectables a vista sencilla, explicando la supremacía con toscas palmadas de falsa humildad en tanto acaricia ángeles vampiros que imagina a flor de piel y sonrientes bajo sus pies.
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